miércoles, 27 de julio de 2011

Quemado el rastrojo

Tal vez queden cenizas,

O ni siquiera eso.

Entonces sabre con certeza

Que ha llegado el fin.

Concreto, útil, casi indispensable.

Pero como todos, cruel.

Alli veo, ahora clara,

La dolorosa realidad

Que presente desde un comienzo,

Supe evitar.

Por es me doy cuenta:

Cuan alto pudo vibrar,

Un corazón empeñado

En la semilla imposible de plantar;

Cuan proporcional será su padecer,

Cuando a la hora de ver,

Su amor abandonado,

solo deba perecer.

24.05.11

1 comentario:

  1. "Cuan alto pudo vibrar,
    Un corazón empeñado
    En la semilla imposible de plantar;"

    Siempre vibramos ahí... en lo que es un poquito imposible.

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